Comisarios: David Armengol y Patricia Bentancur
Pabellón de Uruguay. 58ª Bienal de Venecia, 2019
La casa empática es una síntesis discursiva y escénica que abarca toda la poética visual de Yamandú Canosa. El título escogido por el artista avanza dos estímulos iniciales que conectan su trayectoria profesional y su biografía. En primer lugar, la alusión simbólica a la casa, al hogar desdibujado y reinterpretado mediante los movimientos migratorios, el tránsito, el anhelo y la pertenencia mestiza; en segundo, la noción de empatía, tratada aquí como la relación ideal con el otro, una relación necesaria para definir nuestra identidad dentro de las complejidades culturales y raciales que configuran el mundo contemporáneo. La casa empática alude así a la inestabilidad de la realidad social y política global, y lo hace desde la complicidad y la diversidad. Con su enunciado, Canosa nos invita a resolver un enigma repleto de significados cruzados. Wittgenstein sostenía que los límites de nuestro mundo son los límites de nuestro propio lenguaje, y Canosa nos propone en estas instalaciones inmersivas un paisaje narrativo construido y habitado por el lenguaje y por la experiencia cognitiva y emocional de la mirada.
La instalación dialoga con la propuesta del curador general Ralph Rugoff, May You Live in Interesting Times, un enunciado que habla de la incertidumbre, la crisis y la agitación en las que habitamos. En La casa empática, las pinturas, los dibujos, las fotografías y las intervenciones murales se ordenan en un «territorio-paisaje» del mundo; un «paisaje total» inclusivo y empático. Conceptos como territorio, frontera, mestizaje, pertenencia, inestabilidad y diferencia se expanden a partir de la poética de la mirada aguda, crítica e imprescindible de Canosa. En este paisaje del mundo, el horizonte articula las iconografías de los cuatro muros de la sala –Muro sur, Muro este, Muro norte y Muro oeste–, que sitúan el Pabellón de Uruguay en el mapa de I Giardini. Desde lo global, a La casa empática se entra por el Sur. Una intervención en la fachada, un cielo estrellado instalado en el techo del pabellón y su reflejo en el suelo completan este paisaje total. El horizonte que propone Yamandú Canosa es nuestro nexo común y ejemplifica poéticamente la belleza de nuestra igualdad y de nuestra diferencia. La casa empática es la casa de las fronteras rotas.
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